The Banker destaca el hecho de que BBVA combina plataformas privadas y públicas: la plataforma privada, basada en Hyperledger, permite que el proceso pueda ser perfectamente monitorizado y trazable para todos las partes; y el uso de un ‘hash’ público, grabado en la red de Ethereum, como un sello de tiempo que da validez y garantiza la inmutabilidad del acuerdo.