El Banco de España aboga por incorporar esquemas de flexibilidad interna en las empresas que favorezcan «ajustes de las condiciones laborales» para determinados colectivos mayores, y un aumento de la formación continua para controlar la caída de la productividad y mejorar la empleabilidad de los mayores ante la dificultad de cambio de tareas y puestos con elevada intensidad física, como agricultura, comercio, hostelería o servicio doméstico.